La mocosa vuelta al cole
Al igual que a nosotros se nos hace pesada la vuelta al trabajo a los niños también les altera la vuelta al cole. Cambio de horario, madrugar, deberes, extraescolares… Y a todo esto juntarle que los días empiezan a ser más cortos, las noches más largas y las temperaturas comienzan a bajar a pasos agigantados. Todos estos cambios pueden hacer que las defensas, o el sistema inmunológico, de los más pequeños se vea alterado y más vulnerable a cualquier resfriado.
La rinofaringitis, también conocida como catarro común, es una infección de las vías respiratorias superiores, generalmente vírica. Principalmente afecta a los niños y es habitual que pasen varios resfriados de este tipo a lo largo del curso, una media de 6-12 al año. Comienzan el curso y como hemos mencionado las defensas se pueden ver afectadas, y a eso hay que sumarle que se acerca el otoño y el invierno, las temperaturas bajan y entre una cosa y otra el contagio se produce. Este suele darse por estornudos o secreciones respiratorias, no necesita grandes meritos pues es una enfermedad muy contagiosa. Con el paso de los meses las defensas se van generando y deja de ser un problema.
Los niños que más afectados se ven son menores de 5 años, cuando los resfriados, generalmente, se limitan a 1 o 2 por curso. Hasta esta edad un niño puede llegar a tener unas 100 infecciones, la gran mayoría de ellas por un virus. Existen 200 virus distintos que pueden prvocar catarros en los niños de hasta 6 meses.
¿Sabes cómo saber si tu hijo tiene un catarro común? Los principales síntomas son la tos, la congestión nasal y la abundante mucosidad. Incluso a veces se puede dar cierta afonía en la voz, o mucosidad o tos prolongada todo el invierno. En un bajo porcentaje de los casos el catarro puede ir acompañado de unas décimas de fiebre.
Teniendo en cuenta la cantidad de horas que pasan los niños en contacto con otros niños es muy difícil o casi imposible prevenir el contagio de estos catarros. Hay que tener cuidado con compartir chupetes u otros objetos que se llevan a la boca, y enseñarles a estornudar con la mano puesta. Y paciencia, a medida que pasen los meses y los años, los catarros serán menos abundantes.