Las diferencias entre la disfonía y la afonía
Disfonía, afonía… ¿No es lo mismo? Pues resulta que a pesar de que muchas personas lo confundan y los consideren sinónimos se tratan de trastornos vocales distintos. Para aclararnos, la disfonía se trata de la conocida “ronquera” mientras que la afonía supone la pérdida de la voz.
¿Te lias? Un truco para recordarlo es el prefijo a- de afonía que hace referencia a “ausencia”; mientras que dis- quiere decir “desequilibrio” en este caso en la voz. ¿Quiéres saber más? ¡Sigue leyendo!
Empecemos por la afección más problematica de las dos. La afonía ocurre, como bien hemos dicho antes, cuando nos quedamos sin voz o cuando suena como un susurro muy bajo. Las causas más comunes son:
- El uso excesivo de las cuerdas vocales.
- Gritar mucho.
- Alteraciones de laringe
- Enfermedades del aparato respiratorio: faringitis, laringitis, amigdalitis…
- Productos irritantes o tóxicos: tabaco, pimienta, vinagre, alcohol…
- Exceso de bajas temperaturas.
Vamos con la disfonía: se trata de una alteración en la voz, no llega a desaparecer por completo pero si se ve afectada por la conocida “ronquera”. Es algo común en quienes trabajan con su voz: locutores, teleoperadores, docentes, recepcionistas… Suele producirse cuando las cuestas vocales se cargan demasiado por gritar, por frío, noches durmiendo mal o sin dormir, exposición prolongada al humo o productos nocivos… ¿Te suenan? Pues si, las causas son muy similares a las de la afonía, la diferencia es que cuando se produce la afonía es por la simple razón de que hemos estado más tiempo expuestos a dichos factores.
Ahora que sabemos las diferencias no está todo hecho, lo más importante es cuidar la garganta lo suficiente como para que no nos ocurran ninguna de las dos, y si estamos inmersos en alguna de las dos reposa tu garganta para recuperarla.