La alternativa al daño auditivo de los auriculares
Seguro que no es la primera vez que escuchas, o lees, que los auriculares pueden dañar nuestra salud auditiva: el sonido directo al tímpano, el volumen, taponar el espacio auditivo… Esta última década ha traído consigo muchos auriculares que no tienen que ser introducidos en nuestros oídos, por lo que no serían perjudiciales.
Por ejemplo encontramos los auriculares que emiten las vibraciones directamente en nuestro cráneo, y estas se transforman en sonido cuando llegan al oído interno, evitando así el paso por el tímpano. Si aún no estás convencido de que esto podría evitar que tus oídos sufran, sigue leyendo.
Los auriculares de conducción ósea nos permiten escuchar lo que está pasando a nuestro alrededor sin problema. ¿Para qué viene esto bien? Pues si esperamos una llamada importante, si vamos andando en bicicleta, cuando vamos a correr… Al no pasar por el tímpano este órgano queda protegido de los daños causados por las vibraciones sonoras. La Unión Europea ya ordenó en su día a los fabricantes de smartphones y reproductores de audio que limitasen el volumen de auriculares para que no se puedan superar los 85 decibelios para proteger a los ciudadanos de problemas auditivos.
Además al no tener que atravesar otros órganos, por muy pequeños que sean, el sonido que llega a nuestros oídos a través de conducción ósea es más fiel, pero menos claro. Esto quiere decir que al escuchar, por ejemplo, una grabación de nuestra propia voz, esta será más parecida a cómo la escuchamos cuando sale de nuestra boca, dejando a un lado esa sensación de enrarecimiento que nos lleva a todos a la misma frase: ¿esa es mi voz? Esto sucede por la simple razón de que cuando la voz sale de nosotros, la escuchamos por los huesos del cráneo, de la misma forma que estos auriculares nos hacen llegar el sonido.