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El uso de aire acondicionado puede afectar a nuestra salud

Aprieta el calor, sudamos, nos abanicamos, entramos al agua… Pero muchas veces no es suficiente y echamos mano al aire acondicionado. A priori podríamos decir que este aire frío nos ayuda, nos da ese fresquito que nuestro cuerpo pide. La cuestión es que no nos libramos de él en ningún momento: en el coche, en el trabajo, en los bares, tiendas, transporte público… Esto nos lleva a una situación: estamos en un constante cambio de temperatura entre interiores y exteriores. ¿Qué pasa con estos cambios en bucle? A estas alturas todos sabemos sus consecuencias, dolores de garganta y congestión nasal, entre otras.

Congestión nasal:

También conocida como rinitis seca, se trata de una inflamación en la mucosa nasal que deja de producir líquido en las fosas nasales creando una sequedad intensa. Hay veces que se traducen, incluso, en heridas, costras, dificultades respiratorias… Es interesante mantener una humedad continua en la nariz, y si vemos que no está siendo posible y que se nos reseca se recomienda echar mano a productos de solución marina con ácido hialurónico que potencien la humedad hidratando y suavizando las cavidades nasales, como los productos de la gama NasoFaes.

Dolor de garganta:

El aire acondicionado puede hacer que, igual que las fosas nasales, la garganta se seque. Podría derivar en dolores, irritación, tos, inflamación de las amígdalas y molestias al tragar. El procedimiento sería el mismo que en la nariz: hace falta humedad, por ello tendremos que humidificar el ambiente. El uso prolongado de estos aparatos sin tomar precauciones pueden derivar en una faringitis o laringitis.

Si vas a seguir usando el aire acondicionado recuerda que no se debe abusar y es conveniente que la diferencia entre la temperatura ambiente y la que conseguimos con el aire acondicionado no exceda los 10 grados. Se recomienda que esa diferencia sea de 3-4 grados.