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¿Cómo afecta la contaminación sonora a la salud auditiva?

¿Cuántas veces hemos escuchado la expresión “contaminación acústica” o “contaminación sonora”? ¿Sabemos exactamente qué es? La definición hace referencia al “exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona”. Esto es, ruido o sonido que provoca efectos negativos en las actividades humanas, generalmente en la salud auditiva, física o mental.

Dicha contaminación puede provenir de distintas fuentes: actividades industriales, transportes, construcciones o hábitos sociales. Este ruido se mide en decibelios utilizando un aparato denominado sonómetro. En este caso vamos a centrarnos en las consecuencias que presenta en la salud, sobre todo en la salud auditiva.

Según un estudio realizado, Ruido y Salud, cuando en un espacio concreto los decibelios del ruido causado superan el umbral de los 65, aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3%. Lo que sucede en el cuerpo humano cuando el sonido del lugar donde se encuentra supera los mencionados 65 decibelios, es que el organismo activa respuestas hormonales nerviosas que provocan un aumento de la tensión arterial, provocando un aumento del riesgo de infartos.

En cuanto a la salud auditiva, los adolescentes son más vulnerables a este problema por el uso de reproductores de audio de alta potencia. Pero esto no excluye al resto de habitantes ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 76% de la población que vive en centros urbanos sufre dicho impacto acústico. Vivir en un espacio de contaminación acústica puede provocar una pérdida de audición crónica, según datos arrojados por el censo poblacional en 2011.

El trastorno auditivo que se relaciona directamente con la contaminación acústica es el trauma acústico: se produce por un ruido muy intenso, superior a los 140 dBa, pero durante un corto periodo de tiempo. Los principales síntomas son la pérdida auditiva tanto en frecuencias agudas como en las graves, y la elevación del umbral auditivo permanente o temporal. Esta elevación implica escuchar los sonidos más intensos que el promedio habitual.

Escucha música, disfruta, grita y no hagas oídos sordos… Pero, ¡cuida de tus oídos para poder seguir haciendo estas cosas el resto de tu vida!