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¿Cómo afectan los fuegos artificiales a los oídos?

¡Pum! ¡Pum! Oh… Pero, ¡qué bonitos son! Sin duda alguna los fuegos artificiales son todo un espectáculo tanto en verano como en invierno. Pero disfrutar de ellos puede provocar daños en el conducto auditivo por su vibración y estruendo, sobre todo a los niños. Durante los años de crecimiento y formación es el periodo que más vulnerables somos a estos riesgos. Según la medicina nuestros oídos comienzan a sufrir a partir de los 85 dB (decibeles), y los fuegos artificiales emiten entre 130 y 140 dB. Esto es lo que causa ese pitido, o zumbido, que a veces sentimos al día siguiente: tinnitus.

Según Carlos Stott, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, si es un solo sonido no hay problema. La complicación vendría cuando estamos expuestos a estas explosiones durante un periodo de 30-45 minutos o superior, en este caso el pitido (tinitus) o pérdida de audición podría durar hasta 72 horas.

Según la Dra. Catalina Matalón, otorrinolaringóloga de Clínica Avansalud, los niños son la población más expuesta y deben cuidar la distancia del punto de detonación, cuanto más lejos se esté menor será la posibilidad de sufrir algún daño. Matalón comenta que los fuegos más peligrosos son aquellos de alto impacto, las bombas de luces por ejemplo.

Cómo protegernos de los fuegos artificiales:

  • Además de cuidar la distancia como hemos mencionado antes, hay que mantener a los niños aún más alejados para tratar de reducir la posibilidad de daño.
  • Optar siempre que sea posible por espacios abiertos.
  • No estar demasiado tiempo expuesto a estas sonoras explosiones.

Esta antigua tradición de pirotecnia también tiene distintos niveles a la hora de perjudicar nuestra salud auditiva: los cohetes y petardos dañan los oídos más que el resto. Pueden llegar a causar un trauma acústico o pérdida auditiva unilateral o bilateral, que en los casos más graves puede ser irreversible. Generalmente, los daños auditivos causados por la pirotecnia suelen ser de índole unilateral y se inician con la aparición inmediata de acúfenos, algo que afecta a más de 28 millones de personas en todo el mundo.

El daño causado no siempre es la pérdida de audición, también se relacionan con ello los mareos o presión en los oídos. Pero estos desaparecen en horas o días, y en caso de que no sea así se recomienda acudir a un especialista.

Ante todo, se trata de disfrutar de estos espectáculos de luces evitando sus riesgos. El verano es para disfrutarlo, y hay pocas cosas que nos invadan de un mayor espíritu estival que esas magníficas explosiones de color tiñiendo el cielo en nuestras noches veraniegas.