¡Vamos al parque acuático! Pero… ¿y mis oídos?
Cuando el calor de verano aprieta, las playas están llenas y las piscinas vienen a ser el pan de cada día, ¿qué alternativa queda para pasar un día diferente? Efectivamente: un parque acuático, esa mezcla de agua y diversión.
Son ideales para todas las edades, según la edad y estatura de la persona podrá acceder a unos toboganes y atracciones o a otras. Las autoridades sanitarias realizan un control regular de la calidad del agua de estos parques e instalaciones, para evitar enfermedades o posibles contagios. Sin embargo, el agua está tratada con cloro u otros productos químicos que pueden afectar a las personas más sensibles.
Los químicos y la continua humedad que se genera en el oído hacen que el riesgo de otitis aumente, además los niños son propensos a sufrirla. Por ello se recomienda disponer de tapones de baño, si son a medida mejor. Estos son más cómodos y se adaptan mejor al conducto auditivo, así los niños no los perderán ni se quejarán.
Se recomienda también, cuando se descanse para comer y al final del día, secar meticulosamente las orejas y oídos con una toalla, inclinando la cabeza a un lado para ayudar a que todo el agua sea expulsada. Según algunos estudios, entre el 80 y el 85% de las otitis externas se producen en verano por el agua de las piscinas, playas y ríos que no se seca.
Generalmente se produce cuando aumenta la temperatura y la humedad, situación atmosférica que se puede dar perfectamente en verano en un parque acuático. Las bacterias o gérmenes pueden estar en el agua o en nuestro propio oído “dormidos” hasta que se dan estas condiciones de temperatura y humedad, óptimas para la infección.
¡Así que a disfrutar! Pero siempre cuidando de los oídos. Tapones, bañador y a pasar un fantástico día entre toboganes y piscinas.